En el marco de la semana de las Personas Sordas, desde CEMUDIS queremos concienciar acerca de los derechos humanos de este grupo social, y para ello es imprescindible tomar en consideración las barreras a las que se enfrentan.
Uno de los grandes obstáculos que encuentran las personas sordas para el ejercicio de sus derechos fundamentales es la falta de accesibilidad. La Convención Internacional sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, en el artículo 30, contempla el reconocimiento y el apoyo a la identidad cultural y lingüística específica de las personas sordas, incluyendo la cultura sorda y la lengua de signos, (reconocida oficialmente en el ámbito nacional español con la aprobación de la Ley 27/2007), siendo un requisito previo fundamental para la plena realización de sus derechos humanos (CERMI 2019, WFD 2018 y 2019).
Por ello, cuando hay barreras de comunicación, los demás derechos también corren el riesgo de verse vulnerados. Desde la Confederación Estatal de Personas Sordas (CNSE) aseguran que “limitar los derechos lingüísticos de la población sorda es limitar su existencia” y, en este sentido, su presidente Roberto Suárez, agrega: “Allí donde haya una persona sorda, debería estar presente la lengua de signos”.
Existen diversas situaciones en la vida cotidiana de las personas sordas en las que el Estado no asegura el ejercicio de todos sus derechos humanos y libertades fundamentales. Esto se manifiesta en el acceso al transporte; la participación en la vida cultural, o en actividades recreativas y de esparcimiento; el acceso a los servicios sanitarios y de emergencia; o las oportunidades de formación y empleo a lo largo de la vida. Este hecho provoca la exclusión y discriminación de las personas sordas y, a su vez, refuerza los estereotipos, la falta de conciencia y las prácticas nocivas.
La defensa de los derechos humanos nos convierte en protagonistas y vigilantes de los mismos. Es una acción colectiva y un compromiso de transformación social que fomenta la participación de toda la ciudadanía. La tarea de visibilizar a la población sorda y sus necesidades es indispensable para lograr una sociedad inclusiva en la que se garanticen sus derechos fundamentales.